Reconocernos, valorarnos y demostrarnos el cariño mutuo nos engrandece como comunidad franciscana y nos acerca al deseo del Señor: que nos tratemos como verdaderos hermanos.
En el marco del Día de la Vida Religiosa, hemos compartido un hermoso ágape con nuestras queridas religiosas de la comunidad de Nueva Imperial, Hermanas Mary Luz Zapata, Rosa Villarroel y Paulina Sáez, como signo de gratitud y fraternidad.
Este encuentro sencillo pero profundo nos recuerda que el amor se expresa en gestos concretos, en la cercanía, en el compartir. Las Hermanas Franciscanas son para nosotros testimonio vivo de entrega, humildad y alegría en el servicio.
Que esta celebración nos inspire a seguir construyendo comunidad, con corazones abiertos y manos dispuestas a servir.